que custodio en mis adentros
de alaridos un abismo
y cántica muda es tu
voz
ante el arrebato que ahora inunda mi alma;
tenue y liviana tu sonata
cuando un infierno de sonidos atenaza mi corazón
y amenaza con apabullar tus sentidos...
¡Ay! Enigma de tí
que amagas con proferir ese eco mudo
mientras de mis labios un trueno
quiebra éste silencio donde tu pavor
me hace de ésta nimia riña...el dueño.
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